Quizás aveces ese era uno de los tantos problema. Mi nombre, causante de expectativas secretas sobre mi existencia: Dulce, que como titulo de libro siembra ideas de lo que se espera de mi ser en todo aquel que se me presenta sin ni siquiera tratar de explorar la complejidad de mi persona antes de hacer cualquier deducción.
Plantando estándares de fantasia. Ser aquello que alegra, que brinda positividad y consuelo, que nunca se apaga, ni se amarga, ni se hace agrio... Ser aquello que se debora en pedacitos y de quien se espera endulce, que se consume, que derrame miel... Porque, quién le pone más azúcar a lo que ya esta dulce si es que lo empalagoso hace daño? Ser esa que da sin recibir nada a cambio.
Pero mucho dulce causa diabetes. Y la venganza es dulce...
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